Aznar confirma la guerra

Pablo Sebastián


En una entrevista muy complaciente y de salón monclovita, y muy distinta de la que Telecinco, con cierta agresividad, hizo a Zapatero días atrás, el presidente del Gobierno, José María Aznar, confirmó que la guerra es imparable y dijo que en su opinión ya está avalada legalmente por la resolución 1441 de Naciones Unidas, lo que no es verdad. Buena prueba de ello es que Estados Unidos, Gran Bretaña y España se desviven por encontrar apoyos para otra resolución ultimátum que anuncia la guerra a partir del próximo día 17 de marzo.

Segunda resolución con la que los tres países que impulsan la guerra intentan precisamente conseguir una cobertura legal que hoy no tienen y no un mayor consenso, porque el consenso sí que está en la 1441, pero no para atacar y menos aún para invadir y cambiar el régimen de Iraq. Pero el presidente no dice la verdad, hace juegos de palabras e incluso advierte que habrá guerra por encima de los vetos anunciados de Francia y Rusia, a la vez que acusa, con la peor intención, a los gobiernos de París, Pekín y Moscú de tener intereses económicos en Iraq, cuando es Estados Unidos el que pretende hacerse con el control del petróleo de Iraq y del Golfo Pérsico.

Esta entrevista con la que Telecinco da un plus al Gobierno en su pretendida serie de diálogos con todos los grupos políticos (ya estuvo Rajoy en la primera ronda) puede evidenciar un cambio de la línea editorial de la cadena y forma parte de la nueva estrategia de la Moncloa para intentar un vuelco de la opinión pública española sobre la guerra. Una entrevista que fue preparada con reportajes previos sobre Sadam Husein (citado por Aznar como si el presidente estuviera todo el día viento Telecinco), y por el diario ABC, que le dio pie para contrarrestar los posibles vetos en la ONU, con el argumento de la guerra de Kosovo que vetó Rusia y apoyó Felipe González. Pero ni el entrevistador, ni el presidente dijeron que en la Guerra del Golfo Iraq invadió Kuwait y que en la guerra de Kosovo Milosevic provocó un éxodo espectacular de los albanos kosovares y que en la Unión Europea y en la OTAN había consenso al cien por cien, lo que ahora no es así.

El presidente dijo que no derramará una sola lágrima por el régimen de Sadam, pero ni él ni el entrevistador hablaron de las víctimas inocentes que sucumbirán en unos ataques que al día de hoy son ilegales y se pueden evitar si continúa en vigor el plan de desarme de la ONU.

En lo que sí acertó Aznar fue al reconocer la crisis de las Naciones Unidas y de relaciones de Estados Unidos con otras naciones europeas, sin aventurar una salida a este conflicto interno de los aliados occidentales.

Finalmente, el presidente Aznar dijo que “por el momento” no tiene ningún compromiso militar que obligue a España a enviar tropas al Golfo, pero tampoco lo descartó. Y terminó afirmando, ante el asombro de los telespectadores y seguro que también de su Gobierno y de su partido, que a él “le dan miedo las certezas absolutas”, lo que es el colmo de la disertación de un político que ejerce el poder absoluto con mano de hierro y sin contar con los demás en casi nada. Y de manera especial en esto de la guerra, al margen del resto de la oposición y de la opinión pública de los españoles, que según el presidente puede cambiar. Una certeza absoluta esta última que tendrá su respuesta en el mes de mayo cuando todos los ciudadanos sean invitados a votar.