CONTROL SONORO

Taller Aire, Sonido y Poder. Festival Audiovisual ZEMOS98 10a

La Problemática Histórica del Sonido, por Chiu Longina

By • Mar 4th, 2008 • Category: TEXTO

La problemática del sonido
por Chiu Longina

“El sonido tiende a ser percibido de forma inconsciente, mientras que la imagen tiende a serlo, contrariamente, de forma consciente. El sonido ha sido, en nuestra filogenia, vehículo de informaciones esenciales para la subsistencia en la oscuridad y en la lejanía, cuando la vista no tiene nada que hacer. Pero no tenemos párpados para los oídos. No podemos, pues, cortar el flujo de información sonora de forma mecánica. Por eso, tendemos a desconectar psíquicamente. A no escuchar el contenido sonoro […] El sonido no se oye como lo que es, sino como lo que representa. Cuando se ha identificado el significado, el significante no se oye más. Pero eso no es del todo así. Sí se oye aunque no se escuche. Como sí se ve, aunque no se mire. Pero se escucha mucho menos de lo que se mira”.

José Manuel Berenguer [1]

Los orígenes [2]
Si aplicamos la perspectiva histórica y hacemos un ejercicio de memoria, es fácil darse cuenta que el invento de la imprenta (que la historia atribuye a Gutenberg, pero que en realidad se inventó tres siglos antes en China, es decir, en el Siglo XII), está muy lejos cronológicamente del invento del fonógrafo (prácticamente en el siglo XX. Son casi ocho siglos de hegemonía de lo visual respecto a lo sonoro. La imprenta permitió conservar el pensamiento escrito y la imagen, y ejerció como tecnología para su difusión. Actualmente muchos estudios e investigaciones de comunicólogos, antropólogos y otros científicos de lo social enmarcan sus trabajos dentro de un paradigma que se podría llamar “influencia de la tecnología en las transformaciones socioculturales”, es decir, tratan de comprender y explicar cómo la tecnología puede cambiar el modo de percibir el mundo, lo cognitivo y, por tanto, las prácticas sociales, los hechos, lo cotidiano, el pensamiento. Incluyen en el mismo paquete, los procesos de percepción, cognición y comunicación, por un lado, y los medios, artefactos y tecnologías por el otro. Tanto Marshall McLuhan como Edward T. Hall, hacían referencia a la influencia de los medios electrónicos en el cambio de la percepción cultural del espacio. Pero no sólo comparten este interés por el espacio, por cómo se percibe y por cómo se transforma, ambos entienden también que toda tecnología es una extensión del cuerpo y de la mente del ser humano, que en el análisis de la comunicación humana se debe tener en cuenta que los medios tecnológicos entendidos como ambientes en sí mismos, son ambientes que tienden a transformar la propia percepción humana y, en consecuencia, la cultura.

Esta tecnología de la que hablo creada por el ser humano, no sólo es una extensión del organismo, de su cuerpo, también se convierte, aunque parezca contradictorio, en amputaciones sobre este cuerpo. Cada vez que el ser humano sufre un cambio, particularmente un cambio adaptativo, como consecuencia de la creación de una nueva tecnología o medio, hay una experiencia dolorosa en el organismo.

El invento de la imprenta cambió (traumáticamente) el modo de ver el mundo (de verlo con los ojos), y hasta la aparición del fonógrafo no se produjo este otro cambio (también traumático) acerca de cómo oírlo. Han tenido que pasar ocho siglos para lograrlo.

Mientras la visión es síntesis, la audición es holística. Con la vista, el ser humano sintetiza la experiencia, aprende al ver y lo que aprende influye en lo que ve. La distinción entre campo visual y mundo visual responde a esta interrelación, implica, por tanto, una diferenciación entre lo que se ve y lo que se percibe (se interioriza). La visión sintetiza, selecciona, y la selección está mediada por la percepción, que a su vez está mediada por la cultura. Al analizar el medio de la imprenta como una nueva tecnología, se descubrió el impacto que tuvo en la sociedad la transición de la oralidad a la mecanización de la escritura. La imprenta transformó un ambiente sonoro en un ambiente visual y al hacerlo transformó también la forma de percibir el mundo en la sociedad occidental. Esta tecnología, al ser capaz de generar numerosas copias de un escrito, promovió un sentido de identidad privada e inicio un proceso de anulación de la palabra hablada, ese espacio acústico que congrega a las personas en torno al orador y promueve la comunicación verbal entre ellos. Afortunadamente hoy, las nuevas tecnologías aplicadas a los medios de comunicación han vuelto a construir un espacio acústico que, al ser virtual, conlleva otra serie de implicaciones socioculturales. Sin embargo, este espacio acústico se caracteriza por la amputación de fronteras de tiempo y espacio (Internet). Al ser amputada la síntesis propia de la visión, el sentido que se extiende es el sentido del oído, cuyas características esenciales, tanto físicas como culturales, no han sido cabalmente estudiadas en este contexto.

Volviendo al tándem Hall/McLuhan, el primero explicaba el espacio acústico y el visual en relación a sus características fisiológicas, y el segundo lo hacía a partir de sus características históricas y culturales. Lo visual enfatiza el razonamiento cuantitativo regido por el hemisferio izquierdo del cerebro, crea una imagen monolítica y lineal de la civilización occidental mientras que lo acústico, regido por el hemisferio derecho crea un pensamiento cualitativo. Se basa en el holismo, no en un centro cardinal sino en varios centros que producen diversidad enfatizando las cualidades tipo norma de dicho pensamiento cualitativo.

Lo sonoro es protagonista ahora del frente. Es por eso que deberíamos luchar contra la hegemonía de lo visual para ganar tiempo, para promocionar lo cualitativo frente a lo cuantitativo, para desarrollar el hemisferio derecho, para romper la dominación simbólica del poder, para alertar a los dominados de que son cómplices de su propia dominación, para crear resistencia y compensar la balanza. “Ganar tiempo”, significa que son ocho siglos de ventaja, de hegemonía de un sentido sobre el otro, de lo visual sobre lo sonoro, así que si promocionamos y difundimos lo sonoro estaremos trabajando en esa línea, estaremos en ese frente.

El último siglo
Es evidente que el audio y la escucha, como ejercicios estéticos, han sido excluídos históricamente del campo de acciones capaces de comunicar valor o significado, siempre ha habido problemática con el sonido en los espacios dedicados al arte. Posiblemente otra de las fuentes de este problema, (sumada a las que hemos visto hasta ahora), se encuentre en aquella aspiración a la abstracción pura de la llamada Música Culta de principios del siglo XX, en especial el dodecafonismo. Aquellos influyentes compositores insistían en la complejidad y en el exceso de intelectualismo a la hora de crear obras sonoras, situaban en primer plano la contemplación racional del objeto/sonido frente al placer físico de su escucha. Adorno en aquella época reproducía con precisión los discursos de Rousseau y Kant; para los tres la cognición estética se distinguía claramente del mero placer sensorial declarándola superior a este. Sometido entonces el sonido a ese imperativo racionalista, que exigía la postulación de una función o propósito más allá del placer corporal inmediato, que impedía que el sonido pudiera aspirar a la categoría de los bello al acariciar simplemente nuestros cuerpos y no nuestros intelectos, que ese componente irracional que le es propio, eludiendo cualquier significado verbal, no abarcable desde una perspectiva de significado, que no ofrece textos ni resultados analizables a su paso, y que casi siempre va más allá del alcance de la razón, no encajaba en una sociedad en la que predominaba el discurso logocéntrico, una sociedad que distinguía claramente lo sensitivo y corpóreo de lo intelectual cuando el sonido custionaba y cuestiona precisamente estas distinciones, y, por consiguiente, cuestionaba y cuestiona los términos del discurso metafísico en si mismo. Este era el motivo por el que la fisicidad explícita del sonido y su potencial de convertirse en fuente de placer físico lo convertía en un problema, en una fuerza inherentemente peligrosa y desestabilizadora. El sonido, insisto, queda registrado en un nivel distinto del nivel del lenguaje o de lo visual y este hecho natural lo hace, cuando menos, incontrolable, problemático, diferente.

[1] Berenguer, José Manuel, Revista “Mosaic, tecnologías y comunicación multimedia”, Vol.42. http://mosaic.uoc.edu/entrevistas/jberenguer0905.html
[2] Parte de este párrafo pertenece a la entrevista a Chiu Longina de Pedro Jiménez publicada en V.V.A.A, “La televisión no lo filma”, Catálogo del Festival Zemos98 (Octaba edición) editado por la Asociación Cultural comenzemos empezemos, Sevilla, 2006

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