Usted se cree una persona libre

Radarq me avisaba hace unos días vía Twitter de este breve escrito de Manuel Vicent en Elpais.com:

Usted se cree una persona libre, pero, de hecho, más de la mitad de sus actos a lo largo del día son simples acciones y reacciones mecánicas, que realiza con la conciencia manipulada a distancia. Cualquier conductor ha pasado por esta experiencia. Durante un largo viaje en coche uno puede conducir muchos kilómetros desde el subconsciente. De pronto, como si despertara de un sueño y volviera a la realidad, el conductor cae en la cuenta de que está a punto de llegar a su destino sin haber reparado en algunas ciudades que ha dejado atrás. Pese a esta falta de conciencia el conductor ha cumplido con todas las normas de circulación. Ha puesto el intermitente al adelantar, ha respetado la línea continua, ha guardado las distancias, no ha sobrepasado el límite de velocidad. Realmente ha conducido ejerciendo él mismo de piloto automático, mientras su cerebro estaba en otra parte, ajeno al paisaje que atravesaba. Tal vez había percibido que una abubilla levantaba el vuelo desde un sembrado o que había un perro aplastado en medio de la carretera. Esta experiencia puede aplicarse a todos los aspectos de la conducta humana. Suena el despertador, el ciudadano salta de la cama, se ducha, se afeita o se maquilla, desayuna café con leche y media tostada, sube al coche, se mete en el atasco, llega a la oficina, sonríe al jefe, saluda a los compañeros, revisa los papeles, habla docenas de veces por el móvil, almuerza el plato del día, hay más papeles en el despacho, termina la jornada, cierra el ordenador, se mete en el atasco, el portal, el llavén, la casa, la mujer, el marido, los hijos, la noche, la cena, la televisión, la cama. Y así un año y otro año cumpliendo siempre las reglas con palabras y gestos repetidos frente al vuelo de una abubilla o a la visión de un perro despanzurrado convertidos en el gran acontecimiento de la vida. Un zombi no es exactamente un muerto viviente sino un ser cuya voluntad está poseída por otro. Robot es una palabra checa que significa esclavo. Alguien que es dueño de nuestros actos va tirando de los hilos hasta que de pronto un día uno se encuentra al final del trayecto sin darse cuenta de que ha vivido. Me pregunto en qué parte secreta del cuerpo tenemos la batería.

Las negritas y los enlaces son míos.

Control social en la sociedad red

Navegando en torno al concepto de sociedad-red a raíz del post anterior sobre la entrevista de El País a Manuel Castells, me he encontrado con un trabajo sobre el control social a cargo de Miguel-Héctor Fernández-Carrión: Control social en la sociedad red (PDF).

Resumen:

El control social es tan antiguo como la historia de la humanidad, siempre ha existido. Lo que ha cambiado ha sido sus condicionantes ideológicos y la forma de aplicarse. A partir del último cuarto del siglo XX, la revolución de la información/comunicación ha dado lugar a un cambio de sociedad, que se muestra más sutil, por la red, y se ha globalizado. Y por las peculiaridades que le confiere el “informacionalismo” (Castells) a la cibersociedad o “sociedad red” (Castells), este control se ejerce unilateralmente desde la actual superpotencia, los Estados Unidos con la supervisión técnico, gestión y manipulación de los contenidos presentes en la red, y por ende de la sociedad.

Intrusos ignorantes y entrometidos

Entonces, examinas esas tres cosas y ves lo que dicen, ves lo que las grandes figuras han escrito sobre eso. Todos dicen (cito en parte) que la población general son “intrusos ignorantes y entrometidos”. Tenemos que mantenerlos lejos de la arena pública porque son demasiado estúpidos y si tomaran parte todo lo que harían sería crear problemas. Su sitio es ser “espectadores”, no “participantes”.

Se les permite votar de vez en cuando, escoger a alguno de nosotros, los tipos listos. Pero luego se supone que deben volver a casa y hacer cualquier otra cosa, mirar el fútbol o lo que sea. Pero los “intrusos ignorantes y entrometidos” tienen que ser “espectadores, no participantes”. Los participantes son lo que se llama la “gente responsable” y, por supuesto, el escritor siempre es uno de ellos. Nunca te preguntas, ¿por qué yo soy un “hombre responsable” y aquel otro está en la cárcel? La respuesta es bastante evidente. Es porque tú eres obediente y estás subordinado al poder, y esa otra persona puede ser independiente, etc. Pero no te lo preguntas, claro. Así que tenemos a esos tipos listos que se supone que deben dirigir el cotarro y el resto se supone que estará fuera de eso, y no deberíamos sucumbir (y cito de un artículo académico) “a los dogmatismos democráticos de que los hombres son los mejores jueces de sus propios intereses”. No lo son. Son unos jueces malísimos de sus propios intereses, así que tenemos que hacerlo nosotros por su propio bien.

Creo que nunca me cansaré de releer -por revelador- este artículo de N. Chomsky, que está sacado de una conferencia realizada en el Z Media Institute en junio de 1997 y reproducido en Rebelión con el título ¿Qué hace que los medios convencionales sean tan convencionales?.

Noam Chomsky es “el mismo” que en 1998 avisó a los navegantes con aquello de:

Si no hacemos nada, Internet y el cable estarán monopolizados dentro de diez o quince años por las megacorporaciones empresariales, la gente no conoce que en sus manos está la posibilidad de disponer de estos instrumentos tecnológicos en vez de dejárselos a las grandes compañías. Para ello, hace falta coordinación entre los grupos que se oponen a esa monopolización, utilizando la tecnología con creatividad, inteligencia y iniciativa para promocionar, por ejemplo, la educación.

¿El poder de la inteligencia colectiva en red y la web 2.0 de qué parte están: de las megacorporaciones empresariales o de los grupos coordinados que se oponen a esa monopolización?

Dosis de Coetzee

“Diario de un mal año”, JM Coetzee

Lo encuentro en el capítulo “Sobre el terrorismo”, dentro de “Opiniones contundentes”.

Recuerdo que, a comienzos de 1990, publiqué un volumen de ensayos sobre la censura. Causó poca impresión. Un crítico lo rechazón por irrelevante en la nueva era que estaba amanceiendo, la era inaugurada por la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS. Dijo que, con la democracia liberal extendida por el mundo entero a la vuelta de la esquina, el estado no tendrá ningún motivo para obstaculizar nuestra libertad de escribir y hablar como queramos: y, en cualquier caso, los nuevos medios electrónicos imposibilitarán imposibilitarán la vigilancia y el control de las comunicaciones.

Pues bien, ¿qué vemos hoy, en 2005? No sólo la reaparición de anticuadas restricciones de la libertad de expresión del tipo más burdo (como atestiguan las legislaciones en Estados Unidos, Reino Unido y ahora Australia), sino también la vigilancia (realizada por misteriosas agencias) de las comunicaciones telefónica y electrónicas del mundo entero. Es déjà vu una vez más.

Los nuevos teóricos de la vigilancia dicen que no va a haber más secretos, refiriéndose a algo muy interesante: que la era en que los secretos contaban, en que los secretos podían ejercer su poder sobre las vidas de la gente (pensemos en el papel de los secretos en Dickens, en Henry James), ha terminado; nada que merezca la pena conocerse no puede ser descubierto en cuestión de segundos y sin demasiado esfuerzo; la vida privada, a efectos prácticos, cosa del pasado.

Art and Police

Leo en arteleku y laburrak:

El web journal Transversal ha colocado en su web una serie de textos bajo el título “Art and Police”. Incluye textos de Tiziana Terranova, Hito Steyerl, Gerald Rauning, Isabell Lorey, Farnco Berardi (Bifo), Brigitta Kuster y John Jordan.

En la editorial del número escriben:

La relación entre las prácticas artísticas y los aparatos de estado policiales y judiciales ha sido siempre tensa. En la criminalización de los artistas activistas del Critical Art Ensemble y el PublixTheatreCaravan, en el número creciente de casos de censura y persecución legal de artistas, curadores y curadoras en los antiguos países socialistas o en la aplicación de la legislación sobre terrorismo al pensamiento académico crítico (como en el caso reciente del sociólogo berlinés Andrej Holm), encontramos cada vez más indicios de una exacerbación de la antedicha tensión. En lugar de representarnos esta situación meramente como una nueva forma de subyugación social, este número de /transversal/ propone comprender estos fenómenos como una extensión del amplio concepto de "policía" que encontramos principalmente en las relevantes teorizaciones de Michel Foucault y Jacques Rancière.

Todos los textos en el web journal Transversal.

Code 46

Nos trasladamos a la sociedad del futuro, en una fecha incierta. El mundo ha mutado a formas que hieden a Huxley y a Orwell, un mundo del panóptico, del control absoluto, de la modificación mecánica de las esferas sociales y genéticas, de un mundo que nos pone en duda el concepto de libertad y progreso porque estos han llegado a estados que necesariamente violan y entran en conflicto con la esencia misma de la humanidad.

La historia central es la de un investigador con un virus de empatía (un virus que te permite conocer todos los secretos y datos de una persona con solo conversar con ellos) que intenta resolver un robo al interior de una empresa de “papeles” (una suerte de visa entre zonas espaciales). Al llegar al lugar en el que debe realizar la investigación, surge casi a primera vista un romance entre la culpable del robo y el investigador, y ahí empieza toda la historia que entrará en un juego de elementos que quiebran y arriesgan el sistema desde el desafío a lo establecido, la inocencia y lo inasible del espíritu humano… Con el desarrollo de la película esto irá fraguándose y combinándose hasta que llegamos al…Código 46.

Seguir leyendo en La Fuga.

Interesante crítica de la película Code 46 (2003), de Michael Winterbottom aparecida en La Fuga y firmada por Carolina Larraín.

Escuchas

Acabo de recordar un libro que cogió Pedro prestado de El Corte Inglés:

"Escuchas" es un libro (ISBN: 84-7871-577-0) de Patrick Radden Keefe editado por RBA editores:

¿Cómo espía nuestros gobiernos? ¿A quién espía? ¿Es la interceptación de comunicaciones un medio eficaz de predecir e impedir ataques terroristas? Estos son los interrogantes básicos que se plantean aquí. La red de vigilancia mundial dirigida por Estados Unidos, conocida como Echelon, ha permitido a Estados Unidos y a sus aliados interceptar las llamadas telefónicas privadas y los mensajes electrónicos de ciudadanos y gobiernos de todo el planeta.

Keefe, tomando a Echelon como punto de partida, explora la naturaleza y el contexto de la interceptación de comunicaciones descubriendo anécdotas de la historia reciente muy esclarecedoras. El resultado es un libro audaz, que se lee como quien lee un relato, en parte documental, en parte ensayo sobre espionaje en la era digital. Escuchas comienza en Menwith Hill, una estación de espionaje secreta situada en Yorkshire; continúa en una estación espía estadounidense en Australia; pasa de la burocracia de los servicios de inteligencia en Washington al Parlamento europeo en Bruselas; de una base de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) abandonada de las montañas de Carolina del norte a una remota isla del Océano Índico, y lo hace destapando información y personajes poco conocidos. Provocador, divertido a menudo y alarmante sin ser alarmista, Escuchas es un viaje por un mundo extraño y oscuro con enormes implicaciones para nuestra seguridad e intimidad.

En la web de Radden Keefe se pueden leer otros artículos del autor.

Scroogled, de Cory Doctorow

Desde Boing Boing leo la entrevista con Cory Doctorow que The Wall Street Journal acaba de publicar al hilo del relato Scroogled que le encargaron a Doctorow con el siguiente punto de partida: "Escribe un relato sobre el día en que Google se convirtió en malvado".

In science-fiction author Cory Doctorow’s short story "Scroogled", a woman shrugs when she sees "Immigration–Powered by Google" on an airport sign, but that’s just the beginning of the search giant’s presence in a not-too-distant future.

The story, published in Radar Magazine’s latest issue, envisions a world in which Google turns into Big Brother. Customs agents grill travelers about their search queries, public places are swept by webcams and officials look for terrorist connections in social-networking sites. All of this is made possible by Google’s powerful search tools and the company’s willingness to share its trove of personal data with the government.

El relato ha sido publicado bajo licencia Creative Commons en Radar Magazine. En la entrevista, Doctorow contesta a una pregunta en la que el periodista le dice si hay señales de que Google realmente pueda hacer eso, si hay algo que le preocupe realmente por parte de Google:

WSJ.com: Are there signs of that at Google? Are they doing something that concerns you?
Mr. Doctorow: Sure, absolutely, there have been lots of signs of that. I mean, one of the things that I think is in Google’s DNA is a real tension about, on the one hand, being good to people, but on the other hand, acquiring as much information about them as they can, under the rubric that it allows them to be better to people.
And it does, a lot of the time. There are lots of ways in which Google knowing more about you makes Google better for you. But without much regard to what’s happening in the world around us, in an era in which the national security apparatus has turned into a kind of lumbering, savage, giant toddler, it behooves us to not leave things within arm’s reach that it might stick in its mouth. And that includes things like my search history. And I’d prefer that Google not be storing a lot of that stuff, especially today, especially after Patriot [Act] and so on. They’re inviting abuse, I think, by doing that. The steps you don’t save can’t be subpoenaed. And by saving them, Google is inviting a subpoena.
So Google’s always had this kind of "We will collect all your information, and it will belong to us, and you won’t be able to take it away, but it’s OK because we’ll only do good things for you" attitude, and that’s a bit of a problem.

Así comienza el relato:

Greg landed at San Francisco International Airport at 8 p.m., but by the time he’d made it to the front of the customs line, it was after midnight. He’d emerged from first class, brown as a nut, unshaven, and loose-limbed after a month on the beach in Cabo (scuba diving three days a week, seducing French college girls the rest of the time). When he’d left the city a month before, he’d been a stoop-shouldered, potbellied wreck. Now he was a bronze god, drawing admiring glances from the stews at the front of the cabin.

Four hours later in the customs line, he’d slid from god back to man. His slight buzz had worn off, sweat ran down the crack of his ass, and his shoulders and neck were so tense his upper back felt like a tennis racket. The batteries on his iPod had long since died, leaving him with nothing to do except eavesdrop on the middle-age couple ahead of him.

"The marvels of modern technology," said the woman, shrugging at a nearby sign: Immigration—Powered by Google.

Leer el relato Scroogled completo

CCTV: Intervenciones en el arte contemporáneo

Hace ya unos meses, recibí un correo de Ana en el que me contaba que estaba realizando la tesis en el Departamento de Pintura de la Universidad Complutense con la videovigilancia y las intervenciones en el arte contemporáneo. Se enteró de la temática de la novena edición de ZEMOS98 (“Fuera de control”) y de la exposición “Panel de Control” y la remití a este blog.

CCTV

Hace unos días me envió su investigación, le he pedido permiso para publicarla porque me parece un buen trabajo a tener en cuenta. Y en el que, además, aparecemos citados varias veces y de varias formas. ¡Gracias!

Descarga en PDF: CCTV: Intervenciones en el arte contemporáneo

Algunas obras pioneras sobre la tematica de la video vigilancia

Bruce Nauman es considerado el primer artista en haber realizado una obra sobre las implicaciones de la video vigilancia. En 1969 presenta «Video Surveillance Piece: Public Room, Private Room». En esta pieza, el visitante se convierte en actor, siendo sus respuestas ante esta situación, parte fundamental del concepto de la obra.

La instalación está compuesta por dos salas iguales, una privada y una pública, que contienen un monitor y una cámara de video, dispuestos en dos paredes opuestas. El monitor de cada habitación, muestra la imagen tomada por la cámara de la otra habitación. Por lo tanto el espectador ve en el monitor del cuarto en el que se encuentra, la imagen de un cuarto igual al que está pero vacio, en el que puede ver un monitor que muestra la imagen del cuarto en el que esta, viéndose a sí mismo de espaldas. Al salir de la habitación el visitante puede observar que en realidad la instalación ocupa un espacio que tiene el doble del tamaño de la habitación en la que se encontraba.

Clic aquí para ver un video de esta instalación

Otra instalación del mismo autor es «LiveTaped Video Corridor», en la cual el espectador se encuentra con un largo pasillo con dos monitores al final, uno encima del otro. En uno ve el pasillo vacio, en el otro se ve filmado de espaldas.

Al acercarse al monitor, se aleja en la imagen proyectada creando una sensación de alienación que es aumentada por la estrechura del pasillo.

Como podemos observar en estas instalaciones se utilizan circuitos cerrados de video analógico. La imagen es siempre proyectada en tiempo real, conectando simplemente la salida de video de una cámara a la entrada de un monitor.

Clic aquí para ver un video de esta instalación

Otro artista que realizo instalaciones pioneras con estos medios es Dan Graham.
A partir de 1974 creo seis variaciones de la instalación «Time Delay Room».

La primera versión de esta instalación está constituida de dos habitaciones con las mismas dimensiones, estando unidas en un lateral. En este punto hay dos cámaras de vigilancia que graban desde el techo, la imagen de cada sala mediante un plano de arriba hacia abajo, o en contrapicado. En la pared interior de cada una de las dos habitaciones hay dos televisores, el de la izquierda muestra el comportamiento de los espectadores de la misma sala con ocho segundos de retraso. La otra pantalla muestra la sala continua en tiempo real.

Como se intuye en el titulo de la obra, el autor utiliza un desfase de ocho segundos en los videos proyectados. En neurofisiológica, este es el límite de tiempo de la memoria a corto plazo. Por lo tanto si una persona ve sus acciones con este tiempo de retardo, tendrá la sensación de no reconocer esta distancia temporal, y intentara identificar su percepción y comportamiento actual, en el estado de hace ocho segundos. El espectador se verá encerrado en un estado de observación, en un loop retroalimentado, y controlado por un sistema externo. El espectador pasa a formar parte de un grupo social constituido de observadores observados.

Clic aquí para ver un video de esta instalación

Explicación de la obra traducida de: (Gregor Stemmrich, «Dan Graham,» in Thomas Y. Levin, Ursula Frohne, Peter Weibel (eds.), CTRL[SPACE]. Rhetorics of Surveillance from Bentham to Big Brother, ZKM | Center for Art and Media, Karlsruhe, 2001, The MIT Press, Cambridge, MA, London, 2002, p. 68.)

Por último comantar que la exposición «CTRL [SPACE], Rhetorics of Surveillance, from Bentham to Big Brother, realizada por el ZKM en Alemania en el 2001, mostraba las obras más representativas sobre la tematica del control social que ejerce la video vigilancia.

Leído de Félix Luque

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