Teatro del Oprimido: una sinopsis
Durante el difícil periodo de la dictadura en Brasil, las producciones teatrales locales comenzaron a sufrir no solo de la crisis económica, sino de la censura gubernamental. Las opciones reales eran mínimas: olvidarse de una carrera dentro del mundo del teatro, o buscar la manera de montar producciones basadas en obras clásicas o de Broadway. Para algunos directores estas no eran opciones, si bien durante algún tiempo lograron producir exitosamente adaptaciones aderezadas con metáforas o versiones trastocadas mucho más libres de lo que el gobierno podía aceptar. Uno de estos intrépidos directores era Augusto Boal, quien eventualmente saldría a montar las obras en la calle, donde sentía que tendrían una mayor incidencia sobre la sociedad brasileña y donde además se encontraba el público que le interesaba.
Utilizando las técnicas del teatro del oprimido y teatro invisible, entre otras, mismas que Augusto Boal diseñara, trabajó directamente con comunidades marginadas para que estos encontraran soluciones a sus problemáticas particulares. Tiempo después estuvo en Perú con comunidades analfabetas que si bien no podían comunicarse con palabras escritas, tenían bastantes cosas qué decir. Boal les ayudó a que aprendieran a comunicarse en diversos lenguajes como el escrito, fotográfico, teatral, además de poner en marcha sus conocidas técnicas. Con el paso de los años ha generado otros proyectos como el teatro legislativo, donde ciudadanos practican la discusión de leyes. Hoy en día el Teatro del oprimido es practicado alrededor del mundo con distintas variantes y hay quien incluso lo llama: teatro de la liberación.