Video IP – Monitoreo Urbano

Algunos datos que parecen en el siguiente (y escalofriante) vídeo:

  • Un nuevo concepto de vigilancia permanente para solucionar problemas
  • Tranquilidad para los ciudadanos
  • Eficiencia y agilidad para las fuerzas y cuerpos de seguridad
  • Tecnología y bienestar
  • Monitorea entradas y salidas de la ciudad
  • Vigila escuelas y puntos con gran flujo de personas, así como lugares con alta peligrosidad
  • Visión permanente y vigilante
  • De 267 cámaras, 55 se instalan en escuelas para seguridad de alumnos y profesores

http://www.tecnicaseguridad.com.ar

Regale perímetros de seguridad

Por fin llega una tecnología en el ámbito doméstico que consigue conciliar la polémica relación entre seguridad y privacidad. Regale a su familiar o amigo más cercano su propio espacio seguro, su lebensraum personal para desarrollarse como persona en la intimidad, sin relaconarse con nadie en búsqueda de la pureza absoluta, con la seguridad que permite saber que uno no va a ser molestado ni interrumpido por nadie. Tenga ese detalle con su pareja o, mejor, déjele caer que le gustaría tener uno de esos perímetros de seguridad tan divertidos.

Además, se puede complementar con un TeleSpy Intrusion Detector, en caso de que no estemos presentes dentro de nuestro perímetro de seguridad y algún listo sobrepase nuestras propiedad. Para casos de extrema precaución, recomiendo encarecidamente ver el vídeo explicativo de este genial sistema de alarma, tan simpático para nuestros niños. A ver cómo se las arregla la intrépida mamá para cotillear entre sus cosas…

Consta de 3 sensores que crean un triángulo con los típicos rayos que al cruzarlos, suena una alarma bastante sonora, con la que sabremos cuando alguien está invadiendo nuestro espacio. Por lo menos ahora podrémos saber cuando están cerca de nuestros secretos.

Lo he visto en No puedo creer que lo hayan inventado, donde también dan grandes ideas para otros regalos de navidad tan entretenidos y pedagógicos como la caja fuerte para niños, la cerradura biométrica o el Room Defender.

Más ideas para regalar si estás obsesionado con la seguridad y la privacidad.

Expected Curtain

Este concepto del diseñador Mino Kodama sobre la idea de hacer más seguro el hogar, consiste en una cortina que tiene impresas unas misteriosas figuras que están ocultas durante el día pero aparecen al contacto con la luz eléctrica, haciendo creer que no estás sólo en casa. Si alguna vez llega a producirse en serie, nuestra sugerencia es que pudiera elegirse entre varios tipos de siluetas: mafiosos malencarados, equipo de rugby o inspección de Hacienda. Fundamental apagar la luz antes de salir de casa a emborracharse o el regreso puede ser de infarto. Eduardo Lozano. [Designpotter vía MAKE]

Lo ví en Gizmodo.

Os contaré un secreto. En casa de mis padres, de toda la vida, hemos dejado la luz del salón encendida para que no diera la sensación de que el piso estaba vacío. Desde que vivo solo, es algo que hago por “herencia”. Ahora bien, como mi padre vea el invento de Mino Kodama, va a preguntarme si lo compramos…

Hoy en los periódicos se habla de control total

Muy buen reportaje sobre videovigilancia de Mónica C. Belaza, a la que ya enlazábamos aquí en relación a otro tema en torno a nuestro panel de control, en aquel caso la apostasía, y que ahora no podíamos dejar de citar con este tema (saliendo en portada). Como cuenta Versvs, es para estar de enhorabuena que se intente ver desde los grandes medios (y desde un punto de vista crítico) algunos de estos temas relacionados con la intimidad y privacidad, ya que a nosotros pocos son los que nos siguen y, seguramente, los que nos leen ya están más que concienciados…

También en portada del día de ayer, pero esta vez en El Mundo, otra vez el Gran Hermano. David Jiménez habla como enviado especial a China de Shenzhen y su proyecto de “vigilancia total” a través de las omnipresentes, en estos temas, “nuevas tecnologías”.

Nada escapa al régimen: el nombre, la raza, la edad y el estado civil aparecen en primer lugar. También el número de hijos, para comprobar si el individuo investigado cumple con la ley de natalidad que prohibe tener más de un descendiente. ¿Ha pagado sus impuestos? El sistema creado por la empresa China Public Security Technology desvela los pagos y los compara con los datos aportados por la empresa que ha contratado a la persona. ¿Multas pendientes o antecedentes penales? El Gobierno chino tiene ahora la capacidad de saberlo con sólo mirar a los monitores de una central informática cuya localización no ha sido desvelada.

Según El Mundo, la ONG Human Rights in China habla de que “el peligro está en que China carece de un sistema judicial independiente que pueda mantener un equilibrio entre el mantenimiento del orden público y la protección de los individuos”, mientras que en España “no hay ley que regule la videovigilancia privada, lo que no significa de que no haya límites ni orden en esta materia. Se aplican la Ley de Derecho al Honor, Intimidad y Propia Imagen, la Ley de Protección de Datos, la Ley de Seguridad Privada y, sobre todo, una instrucción de diciembre de 2006 de la Agencia de Protección de Datos específica sobre el tema. Con esta normativa en la mano, ¿quién y cómo puede tomar estas imágenes? ¿Para qué? ¿Cómo debe usarlas? ¿Por cuánto tiempo puede guardarlas? ¿Puede cederlas? Algunas de estas cuestiones están claras. Otras, se van configurando con cada caso concreto”, dice El País.

Parece que en China “el Gobierno podría identificar a los líderes del movimiento en apenas unos minutos gracias a las cámaras de vídeo y presentarse en su casa para llevar a cabo las detenciones. “Es una tecnología que puede utilizarse de forma efectiva para llevar a cabo represión política”, según Human Rights in China”, mientras que en España, webs como Opentopia (www.opentopia.com) y “la sofisticación imparable de los sistemas de captación y difusión de imágenes hacen cada vez más difícil el control. La intimidad está, finalmente, perdiendo la batalla que libra desde hace años contra la seguridad. Quizá incluso ahora mismo aparezca usted en Internet mientras lee este reportaje en el bar de la esquina de su casa”.

Si ambos reportajes, ambos en portada de dos de los periódicos más leídos, hablan del mismo tema con más o menos los mismos argumentos (el peligro que internet y las nuevas tecnologías pueden ocasionar en relación al control y la seguridad, RFID, aumento exacerbado de la videovigilancia, alusión al “Gran Hermano” o Bentham, la falta de intimidad en el espacio público, carencia de un sistema legal claro al respecto…), pero refiriéndose a sistemas políticos aparentemente apuestos (democracia monarquía parlamentaria vs. dictadura socialista)…

¿Cuáles son las diferencias entre el Gran Hermano de allí y el de acá?, ¿qué diferencia hay entre la excusa que pone China y su programa Escudo Dorado, supuestamente ideado para la lucha contra el crimen y el terrorismo, y las excusas de la videovigilancia no regulada en taxis, espacios de trabajo o cajeros automóticos, la del propio terrorismo, claro?. David acaba con “El aumento de la delincuencia, una población joven adaptada a las nuevas tecnologías y una arraigada cultura de vigilancia del otro hacen de Shenzhen el lugar ideal para ensayar la versión china de ‘Gran Hermano’”. En zonas de alta delincuencia en cualquiera de nuestras ciudades, con una población joven adaptada a las nuevas tecnologías y una, no cabe duda, arraigada cultura de vigilancia, Shenzhen no queda tan lejos.

Si hay que tomar conciencia de todo esto, que no suene a ciencia ficción… que para eso ya están las novelas.

Por cierto, Mónica aporta dos enlaces realmente prácticos y de los que seguro seguiremos hablando:

Cómo denunciar ante Protección de Datos (PDF)

Informe de la Agencia de Protección de Datos sobre videovigilancia

Todo ello complementable con la aproximación que hace algunos días hacíamos a la situación legal de las cámaras de videovigilancia con motivo del curso Feliz 1984, del que seguiremos hablando.

Compartir vs. Control

HERBERT WEST comenta en el post sobre “Feliz 1984″: ¿es posible hacer una crítica cultural a la sociedad control?:

Lo más divertido de todo es que esas cámaras de las que habláis tanto, no están coordinadas entre sí -impidiendo el control- y muchas de ellas ni siquiera graban lo que “vigilan”.

Pero más divertido aún resulta lo fácil que es ejercer “control” sobre vuestro colectivo gracias a las miles de huellas que dejáis por la Red. Saber quiénes sois, por dónde os movéis, cuáles son vuestros espacios personales, quiénes son vuestros amigos, contactos, etc.

Lo planteo como una reflexión, nada más.

Le contesto:

Tienes razón en que los sistemas de videovigilancia no están conectados (o eso creemos). El problema es que lo están pensando. En Londres, donde hay 1 cámara por cada 14 ciudadanos, donde cada diez segundos una cámara diferente capta una imagen de ti, ¿te imaginas que conectaran esos sistemas? Podrían hacer una peli de nosotros, y eso nos preocupa. ¿Es posible escapar a ello? Seguramente no, pero la única arma arrojadiza que podemos utilizar ante esta vigilancia es ser críticos con ella, es ser conscientes de que exista, es no naturalizar la cuestión. Por eso hablamos de la videovigilancia como género de ficción, porque está presente en el imaginario social y porque los medios no plantean ningún tipo de reflexión.

Es sencillo saber quiénes somos, por dónde nos movemos, cuáles son nuestros espacios personales, quiénes son nuestros amigos, contactos, etc. porque asó lo hemos decidido, porque nuestro proceso de trabajo es visible y abierto, porque nos gusta compartirlo con otros, porque pensamos que fomenta la creación y la recreación de cultura y pensamiento crítico.

Ahora bien, ¿esto facilita que ejerzan “control” sobre nosotros? Ahí ya dudo un poco. ¿Quién nos controla por trabajar de esta forma? Como diría enjuto mojamuto, ¿quién te envía?

Gracias por la reflexión, sigamos pensando.

Dosis de control

“Feliz 1984″: ¿es posible hacer una crítica cultural a la sociedad control?

Cuando termine este post (a propósito, el cansancio lo hace necesariamente breve) daré por concluida esta primera e intensísima jornada del curso “Feliz 1984: Hacia una sociedad vigilada”. Con el inexplicable overbooking cultural de la ciudad estas últimas semanas (EBE07 aka “A ti no te vi”, Donestech, Transformaciones con Laura o el propio curso Feliz 1984) que a veces hace imposible estar en dos (o tres) sitios a la vez, hemos arrancado de nuevo con la pregunta que ha impregnado todo el proceso de investigación sobre el estar fuera de control de la última edición del festival y, en concreto, de la exposición “Panel de Control”, tan criticable y a la vez tan mimada por el colectivo. Quizás criticable por haber sido demasiado mimada. Ah, la pregunta en cuestión era: ¿es posible hacer una crítica cultural a la sociedad control?.

Para nosotros, tener el libro de “Panel de Control” en nuestras manos y dirigir este curso significa de alguna manera cerrar el ciclo de la novena edición de ZEMOS98. A partir de ahora (y más nos vale) sólo tendremos en la cabeza la 10a edición, que se celebrará del 24 al 30 de marzo de 2008.

Esta mañana hemos hecho un repaso por algunos antecedentes de este proyecto sin ánimo de ser historicistas y dejándonos llevar por aquellos proyectos que nos apetecía recordar, unos antecedentes que también lo son de este blog. Mientras algún profesor en el instituto nos explicaba qué significaba la palabra “distopía” y nos mostraba “1984″ como ejemplo, Fundación Rodríguez ya trabajaba el concepto de la videovigilancia como género y las elucubraciones ficionantes.

En 2004, Dani y Pedro proyectaban a dos manos la Winston Smith Syndrome Association, una asociación creado por Dani y Pedro y que sólo tiene dos socios, Dani y Pedro. Hace pocos días hablaba de El Puerto Aéreo o del nuevo proyecto de voluble.net sobre apropiacionismo móvil y los sistemas de seguridad. No me podía olvidar de la pieza “Ilegal” de Pedro, que pienso que debería haber tenido un espacio en la expo (ahora la haría tan diferente…). Hemos puesto tantas veces Zap War de Laura Baigorri en cursos de lectura de imágenes y lo consideramos un vídeo tan fundamental que tampoco hemos pasado la oportunidad de compartirlo en clase.

El trabajo de ALKU ha llamado la atención de los guardias de seguridad de la UNIA, que al escuchar uno de los tracks han entrado en clase preocupados por ver lo que pasaba. Y eso que sólo hemos podido sacar audio a unos altavoces pequeñitos. Hemos recordado la maravillosa experiencia de Vic, que mañana continuaremos con el paseo.

Hemos hecho la obligada parada en el panóptico de Bentham, en Orwell y Foucault, dejando la idea del paso de las sociedades disciplinarias a la sociedad de control de Deleuze en manos de Osfa.

Hemos desarrollado la propuesta de texto previo a la entrevista que mantuve con Bill Brown y hemos presentado el trabajo de los Surveillance Camera Players, que van a ser el 50% de este curso por lo que nos gusta su trabajo, aunque tampoco se librarán de criticas por su visión anti tecnológica que no coincide con el uso que le damos nosotros a los aparatos.

Pedro ha trabajado en una aproximación a las leyes sobre videovigilancia, que ha hilvanado con un debate que, como suele suceder, ha sido lo más breve de la mañana pero también lo más interesante. Ha sido complejo, se ha hablado de la necesidad de construcción de un sentido común crítico que no ceda ante la supuesta objetividad de los dispositivos de visualización (como las cámaras de videovigilancia), sino firmar un contrato social a través del que podamos construir un sentido común que parte de la suma de las subjetividades. Una cesión de responsabilidad a las máquinas de visibilidad es lo que se esconde detrás de una logística de la percepción, donde se intenta iluminar todo, pero el camino es cada vez más oscuro.

Después de comer han hablado Osfa y Luis André, a los que también se ha unido Luismi, de la Asamblea en defensa del espacio público. El debate se ha centrado quizás demasiado en la problemática del borrador de la nueva ordenaza cívica que parte del Ayuntamiento de Sevilla para el desarrollo de actividades en el espacio público de la Alameda. Pero las referencias a “Ecología del miedo” de Mike Davis o el proyecto de la Plaza de las Libertades que ha aportado Osfa han enriquecido el debate.

A las 19.30h tuve que abandonar el debate para presentar el libro de Panel de Control en la FNAC. Había más gente de la que esperaba y me ha alegrado ver por allí a todos ellos. Gracias de nuevo.

Mañana saldremos a la calle y por la tarde hablaremos del cibercontrol con Arturo Quirantes y Ana Montejana. Os dejo algo que vagaba perdido por nuestro servidor y esta misma noche hemos recurperado:

Suspect

Por cierto, ya no nos cabe la menor duda: sí que se puede hacer una crítica cultural a la sociedad de control.

Al final no ha sido tan breve, y necesito descansar.

Casos de tortura policial y videovigilancia

Los casos de tortura policial en España no son hechos aislados, según Amnistía junto a Amnistía destaca la ‘utilidad’ de las cámaras en los interrogatorios para detectar malos tratos dan que pensar. Es desde luego preocupante que exista tortura (y existe), pero la propuesta de solución ante el problema que plantea Amnistía Internacional (AI) -instalación de sistemas audiovisuales de grabación en todas las comisarías del país- es sin duda muy polémica.

Como suele pasar en estos casos, aparecen por un lado los que apelan al derecho a la seguridad frente a los que están en desacuerdo planteando los derechos de privacidad y/o libertad, el debate se plantea, como presentamos en el libro de Panel de Control, entre las libertades civiles y la “ideología de la seguridad”. AI se debe sentir como el niño al que preguntan si quiere más a mamá o a papá, teniendo en cuenta que pretenden "contribuir a que se observen los derechos humanos en todo el mundo".

Uno de los problemas más serios en este tipo de noticias y declaraciones (más allá de la tortura en sí misma) es la naturalidad con que se trata el tema de la instalación y uso de cámaras de videovigilancia. Es como el caso de los taxistas que comentábamos hace unos días.

La progresiva implantación de la cámaras de vigilancia en espacios públicos, privados, lugares de trabajo, consumo y ocio, convierte ya en “invisibles” estas máquinas de visión, dispuestas a conocer nuestros hábitos, nuestros “tics”, pero también nuestros deseos o intenciones. Este “querer saber” convierte a la persona observada en personaje por efecto de la mirada “ficcionante”. Nos ocurre a nosotros mismos al observar en una pantalla a aquel que no se sabe observado. Nuestro poder sobre él lo ejercemos imaginando por un momento su vida, su procedencia, pensamos con una curiosidad característica, porque somos curiosos por naturaleza, por definición; pero pensamos también deseando desenlaces y este sentimiento es más complejo, más elaborado, ha sido educado.

El debate no se centra prácticamente nunca en la crítica hacia una sociedad cada vez más vigilada y centrada en una "cultura del miedo" y la paranoia. Sino que fomenta precisamente esa impronta de seguridad que los medios se encargan de lanzar sin mayor análisis o reprobación.

Los medios tienen una enorme responsabilidad en la conformación de esta paranoia colectiva como parte del imaginario social, pero han de hacer comprender que tienen la posibilidad y diría que la obligación de aportar un punto de vista distinto al que marcan las agendas políticas y hacer un esfuerzo por hacer comprender al ciudadano por qué estamos entrando en un camino hacia una sociedad vigilada.

Fundación Rodríguez desarrolla en su texto "La videovigilancia como género" precisamente una crítica constructiva acerca del uso de la videovigilancia:

La presencia de cámaras de videovigilancia es cada vez más habitual en el paisaje de la ciudad, en el mobiliario urbano a través de grandes torres de vigilancia de tráfico o mediante su integración en el diseño arquitectónico. Del mismo modo, las imágenes que proporcionan estas cámaras son capaces de conformar percepciones subjetivas y “elecubraciones ficcionantes”, participando cada vez con mayor peso en el universo mediático y en el imaginario social. La videovigilancia se transforma así en un género narrativo con subgéneros que van desde el humor hasta el suspense y el horror.

¿Los ciudadanos son conscientes del carácter coactivo del sometimiento a esta videovigilancia? ¿Se acepta como algo natural? ¿Es posible que no haya muestras de insurrección ante la mirada ajena invisibilizada pero siempre presente?

Parece obvio que la seguridad tenga mayor relevancia cuando se enfrenta a los derechos de libertad o privacidad, siempre que la cesión de esa libertad o privacidad esté justificada por la certeza de estar seguros (esto es complicado). Lo que no está demostrado es que las cámaras sirvan realmente para algo, más allá de la espectacularización que se hace de las imágenes en telediarios cada vez más sensacionalistas y maniqueos. De hecho, cuatro millones de cámaras (las que hay en Londres, por ejemplo) no han servido de mucho. Hay un uso indiscriminado y masivo de la videovigilancia, pero hay muy poco pensamiento crítico al respecto en los medios, en la política y, por ende, en la sociedad. Quizás no sea muy científico, pero leer los comentarios de la noticia de 20minutos.es me deja perplejo ante el consentimiento de los ciudadanos.

Tecnología contratecnología

La tecnología se puede usar para protegerse del abuso de la tecnología. Si los gobiernos o las empresas se pasan, la calle desarrollará métodos para la defensa. Un ejemplo clásico es la capucha, o ‘hoodie’ en el Reino Unido, que impide que las ubicuas cámaras de seguridad reconozcan al viandante y devuelve así la privacidad. Pero la tecnología puede volverse contra sí misma. Así nacieron el mando a distancia que apaga todos los televisores a la vista, o las bombillas infrarrojas que interfieren con los sistemas de lectura automática de matrículas, como los radares de tráfico. Ahora acaba de nacer el desconectador individual de móviles. Una caja negra que acaba con cualquier conversación de móvil en 10 metros a la redonda sin dar una pista: un aparato perfecto para el saboteador urbano que desea detener los abusos del móvil en el espacio público. Como el conocimiento no es cerrado, la guerra de contramedidas continuará, si el comercio y el estado siguen abusando. Lo pasmoso de los anuncios personalizados que asaltaban a los usuarios del metro en la película ‘Minority Report’ es que nadie pensara en llevar gafas de sol para librarse de ellos. Qué curioso que este tipo de defensas sea ilegal…

Yo, por ser sólo domingo, añado así a bote pronto acciones la Guía para la destrucción de sistemas CCTV de RTMark o el trabajo antisurveillance de Bill Brown y los SCP y documentación como el libro de Cómo hacer de Espías y la tira de Techno Tuesday :)

Vía Retiario.

Dosis de Coetzee

“Diario de un mal año”, JM Coetzee

Lo encuentro en el capítulo “Sobre el terrorismo”, dentro de “Opiniones contundentes”.

Recuerdo que, a comienzos de 1990, publiqué un volumen de ensayos sobre la censura. Causó poca impresión. Un crítico lo rechazón por irrelevante en la nueva era que estaba amanceiendo, la era inaugurada por la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS. Dijo que, con la democracia liberal extendida por el mundo entero a la vuelta de la esquina, el estado no tendrá ningún motivo para obstaculizar nuestra libertad de escribir y hablar como queramos: y, en cualquier caso, los nuevos medios electrónicos imposibilitarán imposibilitarán la vigilancia y el control de las comunicaciones.

Pues bien, ¿qué vemos hoy, en 2005? No sólo la reaparición de anticuadas restricciones de la libertad de expresión del tipo más burdo (como atestiguan las legislaciones en Estados Unidos, Reino Unido y ahora Australia), sino también la vigilancia (realizada por misteriosas agencias) de las comunicaciones telefónica y electrónicas del mundo entero. Es déjà vu una vez más.

Los nuevos teóricos de la vigilancia dicen que no va a haber más secretos, refiriéndose a algo muy interesante: que la era en que los secretos contaban, en que los secretos podían ejercer su poder sobre las vidas de la gente (pensemos en el papel de los secretos en Dickens, en Henry James), ha terminado; nada que merezca la pena conocerse no puede ser descubierto en cuestión de segundos y sin demasiado esfuerzo; la vida privada, a efectos prácticos, cosa del pasado.

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