Big Bird is watching you

Issu de la collection “Bird Estate” de Céline Shenton, qui consiste en une série de nichoirs designés spécialement pour les oiseaux en environnement urbain, on a totalement craqué sur le modèle “Big Bird is watching you”, une réinterprétation poétique et ironique des caméras de surveillance qui fleurissent à tous les coins de rue.

Vía Trendsnow y Neatorama.

Anomalías urbanísiticas

Más anomalías urbanísticas, eso sí, no necesariamente sobre control social, en Urban(e)(istiques) Anomalie(ën)(s).

Tecnología contratecnología

La tecnología se puede usar para protegerse del abuso de la tecnología. Si los gobiernos o las empresas se pasan, la calle desarrollará métodos para la defensa. Un ejemplo clásico es la capucha, o ‘hoodie’ en el Reino Unido, que impide que las ubicuas cámaras de seguridad reconozcan al viandante y devuelve así la privacidad. Pero la tecnología puede volverse contra sí misma. Así nacieron el mando a distancia que apaga todos los televisores a la vista, o las bombillas infrarrojas que interfieren con los sistemas de lectura automática de matrículas, como los radares de tráfico. Ahora acaba de nacer el desconectador individual de móviles. Una caja negra que acaba con cualquier conversación de móvil en 10 metros a la redonda sin dar una pista: un aparato perfecto para el saboteador urbano que desea detener los abusos del móvil en el espacio público. Como el conocimiento no es cerrado, la guerra de contramedidas continuará, si el comercio y el estado siguen abusando. Lo pasmoso de los anuncios personalizados que asaltaban a los usuarios del metro en la película ‘Minority Report’ es que nadie pensara en llevar gafas de sol para librarse de ellos. Qué curioso que este tipo de defensas sea ilegal…

Yo, por ser sólo domingo, añado así a bote pronto acciones la Guía para la destrucción de sistemas CCTV de RTMark o el trabajo antisurveillance de Bill Brown y los SCP y documentación como el libro de Cómo hacer de Espías y la tira de Techno Tuesday :)

Vía Retiario.

Taxis y videovigilancia

¿Debería instalar una cámara en mi taxi, conectada con la Policía, para velar por mi seguridad?

¿Cómo afectaría esta medida al comportamiento de mis clientes?

¿Si el usuario se sintiera intimidado por la presencia de una cámara, dejaría de tener sentido este nilibreniocupado?

Son las preguntas que se hace el autor de Ni libre ni ocupado.

El otro día nos montamos en un taxi y le preguntamos que si “esa cámara que tiene usted ahí me está grabando” (Radio Taxi Giralda en Sevilla son pioneros en el uso de cámaras de videovigilancia en los taxis). El taxista alude al instante a la seguridad para hacernos ver que todo está bajo control, que sólo grabará si él le da a grabar, en caso de que viera algo sospechoso (¿seré sospechoso?). Si te toca un taxista parco en palabras, el cartelito te lo recuerda: “Este vehículo dispone de cámaras de seguridad AutoCam. ¡Por su seguridad se tomarán imágenes!”.

La periodista de 20minutos en la noticia que se enlaza lo tiene más claro que yo.

Un total de 150 taxistas de Sevilla han dejado de tener miedo a ser agredidos o atracados cuando están trabajando (…).

Gracias a la bambola por el aviso.

Un blog feliz

El escritor inglés Aldous Huxley escribe en ‘Un mundo feliz’: "el mayor de los triunfos de la propaganda se ha conseguido, no haciendo algo, sino absteniéndose de hacerlo". Es decir, ocultar en lugar de censurar. Confinar en lugar de mutilar. Menospreciar en lugar de silenciar.

De nuevo Escolar. Muy al caso.

Más en el descodificador.

Elogio de la tortura

En 2002, no muchos meses después del 11-S, la CIA y el Pentágono decidieron ser más creativos en sus métodos de interrogatorio. Ya tenían en su poder muchos supuestos terroristas capturados en Afganistán y había que sacarles toda la información posible. Rebuscaron entre los archivos y encontraron lo que necesitaban. La mejor fuente de información estaba en un programa de los años cincuenta llamado SERE (Survival, Evasion, Resistance and Escape).

SERE fue un programa de entrenamiento preparado para pilotos que pudieran caer en manos del adversario y que debían ser preparados ante la posibilidad de sufrir un duro interrogatorio. Lo más probable es que los carceleros fueran soviéticos o de algún país aliado de la URSS, por lo que se hacía pasar a los pilotos por las técnicas que se suponía que utilizaban los enemigos. No se trataba tanto de arrancar uñas o romper huesos. Cosas más sutiles: privación del sueño durante días, obligar al preso a mantener posiciones físicamente insoportables, exposición a calor o frío extremos de forma sucesiva, y la técnica llamada en inglés waterboarding.

En un amargo giro del destino, esas técnicas soviéticas han terminado siendo utilizadas por el Pentágono en Guantánamo y por la CIA en sus prisiones secretas.

Waterboarding es una palabra que persigue a la Administración de Bush desde entonces. Consiste en colocar al preso sobre una superficie inclinada, taparle la boca con un trozo de tela y volcar sobre él litros y litros de agua. El preso siente que se está ahogando y de hecho es lo que ocurre, porque en breves segundos el agua empieza a inundar sus pulmones. En menos de dos minutos, dirá todo lo que quieran escuchar sus torturadores. Así fue cómo Jaled Mohamed, el arquitecto del 11-S, contó todos los pormenores de los atentados.

Iñigo Sáenz de Ugarte en Público. Lo leí sobre el papel y ahora me lo recordó Escolar para recuperarlo aquí. Tiene total relevancia en nuestro panel de control y a mi me parece de lo mejor que he leído últimamente.

El resto en Guerra Eterna.

Televisión, mitoinformación y control social

Eutsi ("Resiste" en euskera) es la versión online de la histórica revista vitoriana peleona RESISTE.

Natxo me ha pasado este interesante extracto de un texto del Instituto de Desingeniería Social de Oxford que ha publicado Eutsi. Destaco algunos párrafos interesantes en relación a lo que solemos hablar por aquí:

La información se difunde en tales cantidades y a tal velocidad que la confirmación se vuelve imposible. La visión del mundo impuesta por la televisión comprime mil y un fragmentos en que todo es igual: lo que cuenta es la primacía de la televisión, que seguirá funcionando aunque la apagues. Es un instrumento caleidoscópico que se asegura de que nadie aprenda demasiado.

Los programas de televisión acentúan esta desconexión. Es un flujo constante: si no estamos de acuerdo con algo, no podemos volver atrás y volver a pensarlo. […] Cuando vemos la televisión, no tenemos la oportunidad de participar en el discurso; éste no permite ninguna acción recíproca (dar y tomar) entre emisor y receptor. La capacidad de responder en los mismos términos al ritmo de nuestro propio intelecto se nos deniega y somos atraídos a un consumo acrítico de los postulados y las connotaciones que se hacen. Si seguimos sin estar de acuerdo, sólo nos queda el democrático derecho de apagar la tele. Sólo una parte de la relación empieza la comunicación, la misma parte que ilustra la charla y que, antes de que llegue el turno de preguntas, cambia a otro asunto. […]

Ya sea una programación izquierdista o de derechas, el producto televisado sigue siendo programación. Su objetivo: crear un buen ciudadano, consumir productos, adoptar estilos de vida. En contraste con un totalitarismo concentrado, la dominación se logra no mediante métodos de adhesión forzosa a un líder y una única ideología sino con la multiplicación de opiniones y el vacío y los asuntos políticos virtuales y la implicación «voluntaria» y la participación de todos los espectadores en una elección de intereses, identificaciones y roles. El control social se mantiene en ambos sistemas, pero el nivel de abundancia determina el camino que se sigue para llegar a él.

En relación a cuestiones de control y televisión, en La televisión no lo filma (en PDF) ya proponíamos algunas ideas. Y más en el libro de Panel de Control.

Gracias por el link, Natxo.

El ojo que todo lo ve

Literal desde Escolar.net

La cárcel perfecta es aquella donde el menor número de guardianes puede controlar al mayor número de reclusos. La cárcel perfecta es esa donde el prisionero no sólo cumple su condena sino que rehabilita su comportamiento. La cárcel perfecta es el Panóptico, de Jeremy Bentham. En 1791, este filósofo inglés diseñó una prisión muy distinta a los siniestros calabozos o torreones de la época. El Panóptico era un edificio circular con una torre central de vigilancia. Según sus planos, el anillo exterior estaría dividido en celdas con tres paredes opacas y una cuarta, la que mira al interior, enrejada. Los prisioneros, de este modo, no podrían verse entre sí. Pero desde la torre, mediante un sistema de espejos, los carceleros podrían observar sin ser vistos a los reclusos en todo momento, en cada rincón de sus celdas. Los prisioneros nunca sabrían si alguien estaba mirando, por lo que estarían en permanente tensión.

Bentham presumía de que, al cabo de un tiempo, se podría sustituir a los carceleros por algún automatismo que, simplemente, simulase el sonido de sus pasos. Pero no sólo se trataba de ahorrar en carceleros. Su cárcel era un modelo de reinserción. El filósofo inglés aseguraba que los prisioneros, después de una larga temporada en el Panóptico, seguirían actuando al salir de prisión como si siempre tuviesen el ojo de la ley en el cogote.

El Panóptico nunca llegó a construirse. La corona inglesa estaba más preocupada en aquel tiempo por Napoleón que por reformar presidios. Pero sus planos inspiraron después las llamadas cárceles modelo, como la de Barcelona o la de Madrid. Un siglo más tarde, la llegada de las cámaras de vídeo acabó con la necesidad de una estructura circular o poligonal. El diseño del Panóptico dejó de tener sentido. Pero las teorías de Bentham sobre el comportamiento humano cuando un ojo vigila se volvieron más valiosas que nunca.

Las ideas de Bentham inspiraron también a otro londinense: George Orwell y su Gran Hermano. El Panóptico es, sin duda, algo muy británico. Los ingleses siempre han estado en la vanguardia de la videovigilancia. Si hoy caminas por el centro de Londres, cada diez segundos una cámara diferente grabará tu paseo. En la ciudad más vigilada del mundo hay alrededor de medio millón de ojos electrónicos. Tocan a 14 londinenses por cada cámara.

Hace unas semanas, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, viajó a Londres para entrevistarse con su homólogo londinense, Ken Livingstone. Entre otras cosas, el alcalde neoyorquino se mostró interesado en replicar en su ciudad una red de videovigilancia como el llamado anillo de acero londinense. “En estos tiempos hay que ser muy ingenuo para pensar que las cámaras no te están vigilando todo el tiempo”, dijo Bloomberg a la salida de la reunión. “Vivimos en un mundo peligroso y la gente desea tener cámaras de seguridad”. Como de costumbre, es por nuestro bien.

Vídeo lotería

En el mundo peligroso de esta semana hemos descubierto que España es racista. Nos hemos enterado, como siempre, por la televisión. No se sabe si las cámaras de videovigilancia sirven para evitar que un desequilibrado se comporte como tal –el agresor racista del tren lleva dos años en tratamiento psiquiátrico–. Pero sin duda ayudan a que todo un país descubra sus miserias.

El neng del tren tuvo mala suerte. Si en lugar de un tren con videovigilancia en Barcelona hubiese escogido un descampado en El Ejido, otro gallo le cantaría. En esta ciudad de Almería, el PP ha pedido el indulto para dos vecinos que secuestraron y apalearon con bates a unos inmigrantes. El PAL, el partido del alcalde, el ex del PP Juan Enciso, también apoya la moción. El PSOE, que gobierna la Diputación de Almería con el apoyo del PAL, se opone sólo tibiamente: los socialistas piden ahora el tercer grado, aunque en otras votaciones municipales también respaldaron el indulto. Aquel día no había ninguna cámara de vídeo.

Mladen Penev

Un trabajo muy fuera de control: Mladen Penev.

Vía Who killed Bambi

Mi RFID

Otra tira cómica para el RSS.
Techno Tuesday es una cruel sátira sobre la influencia de la tecnología en nuestras vidas. (RSS)
Vía EQQD

Vía Papel contínuo.

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