Entrevista a Chiu Longina. Armas sonoras y control de los sentidos

Actualmente tu trabajo se centra en las armas sonoras. ¿Cual es el uso (social) de estas armas? ¿Como y en que nos pueden afectar?

Un arma es un recurso que puede infligir poder: fuerza, daño, manipulación, etc., vamos a partir de esa mini-definición para hablar de mi trabajo. Partamos también de que el oído es uno de los sentidos humanos menos estudiados, ya no por falta de interés en él, sino por la condición inmaterial del sonido y todas las dificultades que acarrea acercarse científicamente a lo intangible, a lo puramente cultural. Ninguno de nosotros escuchamos lo mismo, aunque nos lo parezca. La escucha es construída a lo largo de nuestra existencia y cada uno de nosotros creamos nuestros propios filtros que discriminan lo que oímos. Parece un galimatías, pero si tenemos en cuenta aquello que Pascal Quignard o Murray Schaffer decían acerca de la escucha: “el oído no tiene párpados”, nos daremos cuenta de que al no existir un mecanismo fisiológico que permita “apagar” el oído, como existe con la vista, estamos abocados irremediablemente a escuchar, y esa imposibilidad de desconectar acústicamente nos hace crear esos filtros culturales de los que antes hablaba; y cada uno tiene los suyos. Aquí ya tenemos una pista de cómo el poder, o quien sea, puede ejercer control a la hora de construir culturalmente la escucha. Te pongo un ejemplo liviano: ¿a qué suena la palabra de Dios?, ¿cuál es el sonido del Diablo?. Respecto al primero, fijate que según los evangelios y el discurso de la Iglesia de Dios todos podemos escuchar su palabra, no podemos verlo, sin emgargo él si nos puede ver a todos. Ete aquí una pista importante acerca de la hegemonía de lo visual sobre lo sonoro y de un mecanismo de control social por la palabra. La voz de Dios es grave, ronca, segura, profunda, pausada (es un hombre, por cierto), llena de reverberaciones. Suena como si se emitiese desde un tunel, desde un lugar de poder, grandioso y robusto, ¿verdad? ¿Y cómo suena el diablo?, ja, ja, ja, os invito a ver la primera versión del Exorcista o Suspiria, de Dario Argento, ahi teneis la tímbrica de la voz del diablo. El anterior sería un claro ejemplo del uso social del sonido (como arma, en cuanto que ejerce control, poder o manipulación), pero existen muchísimos más ejemplos de la utilización interesada de lo sonoro para controlar el orden social y, con ello, la propia sociedad. Otros ejemplos históricos son los escudos en las guerras medievales, que eran golpeados con fuerza con las espadas para crear un sonido atronador e intimidante, muchas batallas se ganaban antes de la lucha cuerpo a cuerpo, un sonido de ese calibre podía acojonar, sólo tienes que imaginarlo para darte cuenta. Otro ejemplo histórico son las megafonías utilizadas en el nazismo, las Sirenas Eólicas de los aviones Stukas, en la Segunda Guerra Mundial, la llamada muerte silvante que describían los japoneses en esa guerra, los camiones bocina en nuestra Guerra Civil y un largo etcétera. Piensa un poco también en el poder que puede ejercer la Radio (acordémonos de Orson Welles y su “La guerra de los mundos”), las músicas muzak, los hilos musicales en las salas de espera y en los supermercados (o en los viajes de avión), las melodías de espera en las comunicaciones telefónicas, los discursos aderezados con efectos de sonido, etc., etc. Es un mundo virgen necesitado de investigaciones y acercamientos científicos, por ponerte otro ejemplo claro, se ha descubierto recientemente que los adolescentes escuchan algunos sonidos que los adultos no pueden escuchar. Ya me estoy imaginando una buena cantidad de anuncios publicitarios de TV y Radio que incluyan estas frecuencias para llegar más directamente a esas franjas de edad. En fin, que el sonido es un elemento subversivo del que el poder puede servirse para ejercer control, sino véanse la cantidad de armas sónicas que utiliza el ejército americano para atacar a sus enemigos. Ellos las han clasificado como “Armas No-Letales”, porque no dejan marcas ni lesiones visibles, simplemente condicionan el comportamiento. Dejémoslo aquí.

¿Cree que en nuestro medio tenemos libertad sensorial (sin tener en cuenta los condicionamientos culturalmente aceptados de la escucha)? No creo que sea posible obviar los condicionamientos culturales, por lo que hemos visto antes, pero aun teniendo en cuenta aquello quiero pensar que gozamos de libertad sensorial. Si a ese control sensorial ejercido por el poder le sumamos el autocontrol, si que estamos limitando esa libertad que “de serie” (es decir, al nacer), no existe. Muy pocas son las libertades reales de las que gozamos como miembros de una sociedad, pero quiero pensar que una de ellas es la libertad de sentir, de nuevo intangible y poderosa. Lo que si es evidente es que para lograrla, para mantener ese equipamiento “de serie” debemos luchar constantemente, día a día, establecer un equilibrio entre la pura supervivencia y el placer. Piensa que en relación al sonido, éste es un sentido directo, que se salta en muchos casos los condicionamientos culturales porque escuchar es puro placer, caricia, masaje, similar al tacto. Dejarse llevar por el placer, en general, es contrario a lo que históricamente ha difundido el Cristianismo, por ponerte de nuevo un ejemplo occidental que ha afectado a muchas generaciones contemporáneas, ellos han promocionado el dolor como vía de salvación, han instaurado una suerte de “culpa” asociada al sufrimiento y han rechazado el placer por peligroso y pecaminoso. En fin, es lo que hay, y forma parte de la estructura cultural de una buena parte del mundo. La libertad sensorial está históricamente asociada al descontrol y a lo negativo, y ese es un peso que lleva la sociedad desde siempre.

Dentro del predominio de lo visual en nuestra sociedad se encuentra el control de los cuerpos a partir de su visibilidad. También conocemos los métodos de control del olor de la Stasi en la RDA, hay ejemplos anecdóticos o reseñables de control por su auralidad? La misma Stasi utilizó tecnología sonora para controlar a los círculos intelectuales de la sociedad alemana, un ejemplo muy presente en nuestra memoria es la ganadora del Oscar a la mejor película extranjera en 2006: “La vida de los otros”, en aquella película el sonido de los cuerpos funcionaba como testigo fundamental de la actividad de aquellos instelectuales. Afortunadamente todos estos documentos e informes son ahora públicos (ya hace 15 años) y estoy seguro de que, a pesar de que una gran mayoría de ese material fue destruído cuando la caída del muro, todavía quedan restos sonoros de aquella locura. Para quitarle un poco de hierro a este asunto, te pondré algún ejemplo sobre control con auralidad recurriendo de nuevo a la industria multimedia, vease cine, TV, etc. Estoy recordando ahora aquel capítulo de South Park (concretamente el número 317 titulado “concierto mundial”), en aquel episodio Kenny y sus amigos decidieron cambiar una nota de una partitura que interpretarían miles de flautistas al mismo tiempo en todo el país, esa nota produciría lo que el acústica se denomina “Brown Note” o nota marrón, un sonido que produce resonancias capaces de revolver las tripas y producir una diarrea bestial. Y así fue, en el escenario Yoko Ono y el saxofonista Kenny G. dirigen esta interpretación masiva cuando al llegar a la fatídica nota se produce la tragedia, ja, ja, ja. Aunque el “sonido marrón” se ha convertido en un efecto físico poco probado, existen bastantes documentos que demuestran que una frecuencia de entre 5 y 10 Hz emitida a 120 decibeles de potencia puede producir efectos perjudiciales en el ser humano. Otro ejemplo en esta linea es la película francesa “Irreversible” que durante los primeros 20 minutos emite una frecuencia oculta de 24Hz que provoca un estado de stress y desasosiego que ha provocado que en muchas salas en las que se proyectó algunas personas abandonaran la película por ese malestar. Prueba a verla con un buen equipo de sonido y con una calidad DVD y verás si es cierto. Otro ejemplo es la película “Dune” de David Lynch, en la que se muestra un arma sonora muy potente, o algún capítulo de “Lost” en el que se hace uso de armas acústicas muy potentes. También en “Decoder” de Muscha se hace una buena crítica al poder de la música Muzak, y todos recordamos los bombardeos de “Apocalipsis Now” o “La Naranja Mecánica”, en la que la música se utiliza para adornar claramente una situación violenta.

¿Cuántos tonos, sonidos y música hay en el sonido de la lluvia para un niño que no conoce la palabra lluvia? Un físico nos intentaría explicar que la lluvia (el fenómeno atmosférico, no la fonética de la palabra “lluvia”), suena a mar. Y lo haría así haciendo referencia a lo que ellos han bautizado con el nombre de “Ruido Blanco”, un ruido aleatorio que contiene energía constante a cada frecuencia o mejor dicho, una distribución uniforme de la energía sobre el espectro de frecuencias. Esto significa que este tipo de señal contiene todas las frecuencias y todas ellas tienen la misma potencia, es decir, que contiene todos los sonidos que un humano puede escuchar, todo el espectro audible. Para contárselo a un niño podriamos hablarle del sonido de las olas del mar, del de una televisión que no está sintonizada o de un receptor de radio en la misma situación, también un secador del pelo (en baja frecuencia) y un siseo con los labios (sssssssss), todos ellos son sonidos blancos similares a la lluvia. El “White Noise” es, seguramente, el sonido que más se utiliza para inducir estados de relajación, también para aturdir y desorientar (el caso de muchos interrogatorios en estados de guerra que lo han utilizado, ya que provoca privación sensorial por saturación), e incluso, por su belleza y características físico-acústicas, es el sonido ideal para favorecer la sedación y el sueño en los lactantes.

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