POR Rubén Díaz | ZEMOS98 26/07/11 //
Texto y edición: Rubén Díaz | Voz: Elena Cabrera | Imagen: Samuel Sánchez | Música: "Wintergarden" de Maja Ratkje | Paisaje sonoro: Luftroom.
El afuera. El acontecimiento. El suceso. Calma y quietud hasta no se sabe cuándo, hasta no sabemos dónde. El paisaje es accidental. Momentáneo. No vive en él nada ni nadie. Es un fuera de lugar, un fuera de nosotros mismos, es un espacio anómalo, imprevisible, un lugar desparramado, fuera de control.
El adentro. La estructura, el límite, todo en orden. Tras las puertas y ventanas de las casas, de las oficinas, de los hospitales, de los centros comerciales, de las escuelas… tras las puertas y ventanas del adentro... no hay acontecimiento. Todo funciona porque todo es compatible, todo ocupa lugar.
Los objetos del adentro no son compatibles cuando pisan las calles del afuera. Pero estos objetos se pueden resignificar. El adentro es la regla; el afuera, lo excepcional. Ahí afuera todo es extraño, pero es un extrañamiento compartido por todos. Es de todos. Es una estructura inconclusa, sin fin.
El afuera es una oportunidad. No para vivir, sino para con-vivir. Contar con los demás extraños no en función de quiénes son, sino de lo que les ocurre. Lo que nos ocurre.
Habitar el afuera excluye el SER, excluye el ESTAR. Habitar el afuera exige el verbo SUCEDER.